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miércoles, 26 de junio de 2013

Brasil, Sérgio Cabral, gobernador del estado de Rio de Janeiro sufre un escrache democrático


 

El gobernador de Rio de Janeiro, Sergio Cabral, es hasta el momento el único de los 27 gobernadores del país que está sufriendo protestas en la puerta de su casa. Uno de los políticos más cuestionados por los manifestantes del Estado, él concentra algunas de las lacras que envuelven a la clase política brasileña.
Envuelto en varios casos de corrupción, según la prensa brasileña, es bien conocida en el país su predisposición a fiestas millonarias, con invitados especiales, y que celebra tanto en el país, como en varias ciudades de Francia, especialmente, como Mónaco o Paris.
También, según denuncia el blog del ex gobernador, y diputado Anthony Garotinho, pasea por las calles de Rio de Janeiro en un lujoso Ferrari, supuestamente, pagado con dinero público.
Uno de sus acompañantes, habituales, de sus viajes por Europa, es el empresario de la construcción Fernando Cavendish (Grupo Delta),  actualmente condenado a 4 años y 6 meses de prisión (en régimen semiabierto) por desvío de fondos públicos, sobrefacturación de obras públicas y trabajos fraudulentos para distintas administraciones. El Grupo tiene prohibido, desde junio del año pasado, firmar contratos con las administraciones públicas por diferentes irregularidades.
Pero todo lo anterior se queda pequeño en comparación con el presunto escándalo del famoso estadio de Maracaná, recientemente reformado y entregado a la iniciativa privada para su explotación.
La concesión de las obras y posterior exploración del Maracaná, recayó en un consorcio formado por las empresas Odebrecht, IMX y AEG, a las que estaba unida inicialmente DELTA, que fue apartada después del escándalo Cavendish.
El escrache al que tienen sometido al gobernador de Río de Janeiro, con una acampada frente a su casa que ya dura más de una semana, es una llamada de atención, para que nada de esto se olvide y para forzar la intervención de los políticos, que de momento ha llevado a Dilma Rousseff, y su gobierno, a tomar medidas para mudar el rumbo de su legislatura. Siendo hasta el momento el acto más significativo la no aceptación por la Cámara de Diputados de la conocida PEC 37, una propuesta de enmendia constitucional que retiraba del ministerio público la posibilidad de investigar crímenes, quedando en manos de las fuerzas policiales la exclusividad de la investigación, cuando ya había pasado por varias instancias siendo aprobada sin problemas.
Pero lo más significativo, en este escrache, o en el del gobernador de Santa Catarina, es que en el país nadie habla que los mismos sean actos fascitas o autoritarios como en otros países, por ejemplo España, ni los comparan con actividades de regímentes totalitarios. Se acepta que forman parte de las actividades democráticas de protesta de los ciudadanos de un país.
Inclusive el domingo una manifestación, con más de 5.000 personas, que recorrió el famoso barrio de Copacabana terminó frente a la casa del gobernador en el barrio noble de Leblon. Otra, ayer martes, que procedía de las cercanas favelas de la Rocinha y el Vidigal, también se detuvo frente a la casa para volver a su punto de origen posteriormente.
El trecho de la calle donde vive el gobernador, uno de los lugares del mundo con el metro cuadrado más caro, mantiene un cerco policial que no impide a los acampados de realizar su acto democrático de protesta. Aunque, según la prensa local, si está impidiendo el paso de pedrestres por ese trecho.
La revista brasileña VEJA, en su versión digital, muestra una colección de escándalos de corrupción en el país.
Gracias a las movilizaciones de estos días, Brasil vive una convulsión político-social en todas sus estructuras que con seguridad dejará sus secuelas en el futuro del país, y su pueblo ha demostrado al mundo que juntos "SI SE PUEDE", al conseguir la anulación de las subidas de las tarifas de los medios de transporte, el rechazo a la PEC 37, por unanimidad (97% de los diputados), votaron en contra de la misma hasta quienes habían votado a favor durante sus diferentes pasos por comisiones y cámaras, hasta llevar una propuesta al Congreso para considerar los casos de corrupción de políticos y cargos públicos o empresarios como crimen hediondo, entre otras reivindicaciones populares.
Para Silvia Salek, editora del Servicio Brasileño de la BBC, la velocidad con la que el Congreso ha respondido a "la voz de la calle" es sorprendente.
En los cuatro puntos cardinales del país el pueblo ha salido a la calle, ha asediado instituciones, sedes de gobierno municipales y estatales o federales, ha acampado, ha gritado sin cesar, han confiado en su fuerza como colectivo, han actuado pacíficamente, menos pequeños grupos violentos con infiltrados y ajenos al movimiento, y han resistido, imnúmeras veces, a la violencia policial, para dejarle al mundo un mensaje: JUNTOS SI SE PUEDE.

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