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domingo, 9 de junio de 2013

Suiza, En un país con larga tradición de asilo, la nueva política respecto al mismo se decide en las urnas

Los suizos votan, hoy, por cuarta vez en menos de veinte años sobre el derecho de asilo. 
Según los partidos de derecha y del centro, el endurecimiento de la ley servirá para luchar contra los abusos y la delincuencia. Para la izquierda, sin embargo, las nuevas medidas van en contra de la tradición humanitaria del país.
"Siempre le estaré agradecido a Suiza por habernos acogido como refugiados en 1981", afirma Antonio Hodgers para la agencia Swissinfo. Tras el asesinato de su padre, una de las víctimas de la dictadura argentina, el diputado de los Verdes, su madre y hermana encontraron refugio en Ginebra.
"Desde entonces, cursé estudios en este país, ingresé en la política y fui elegido diputado nacional. Formo parte de la sociedad suiza. Quiero decir que uno no es un refugiado toda la vida. Nos integramos y aportamos nuestro granito de arena a la riqueza económica y cultural de Suiza. No entiendo por qué el Parlamento se ensaña de esta manera con los refugiados y endurece continuamente la ley del asilo".
En los últimos treinta años, la Ley Federal del Asilo se ha revisado una decena de veces, cada tres años en promedio. Las revisiones se intensificaron en la década de 1990, cuando las solicitudes de asilo se multiplicaron hasta alcanzar el récord histórico de 48.000 en 1999, debido al conflicto bélico en la antigua Yugoslavia.
Las enmiendas legislativas prosiguieron en la última década, pese a que las demandas anuales de asilo descendieron a una cantidad entre 10 y 15 mil.
El último proyecto de revisión, que el Gobierno presentó en 2011, se centraba principalmente en acelerar los procedimientos de evaluación de las solicitudes, que en Suiza son más largos que en otros países europeos. Prácticamente todos los partidos comulgan con ese objetivo. Durante el debate en el Parlamento, las formaciones del centro y de la derecha insistieron en la necesidad de adoptar primero medidas urgentes para hacer frente al nuevo aumento de las demandas de asilo, que en 2012 alcanzaron las 28.000 como consecuencia de la primavera árabe.
Con ese fin, la mayoría burguesa (derecha y centro-derecha) del Parlamento, aprobó dos nuevas modificaciones para limitar el derecho de asilo. Un centenar de partidos de izquierda, sindicatos y organizaciones humanitarias han lanzado un referéndum contra la primera, que entró en vigor desde el pasado 29 de septiembre.
En la votación de hoy se cuestionan, especialmente, cuatro puntos:
  • Las demandas de asilo ya no se podrán presentar en las embajadas, sino solamente en la frontera suiza.
  • Los desertores y objetores de conciencia dejan de ser reconocidos automáticamente como refugiados.
  • Los solicitantes que supongan una amenaza para el orden y la seguridad serán ingresados en centros especiales.
  • El Gobierno dispone de dos años para probar nuevos procedimientos de evaluación y podrá reducir de 30 a 10 días el plazo para recurrir la decisión.
"El descontento de la gente, con la actual política de asilo, se palpa. Se percibe en la creciente resistencia a la apertura de nuevos centros de acogida para los demandantes de asilo.
No soportamos más delitos ni disturbios de gente que no se atiene a las leyes suizas. A partir de ahora ingresarán en centros especiales, lo cual beneficiará también las personas que realmente son dignas de recibir protección", declaraba Lukas Reimann, diputado de la Unión Democrática del Centro (UDC, derecha conservadora).
Por su parte, en nombre de la tradición humanitaria de Suiza, los diputados verdes y socialistas se opusieron a este nuevo endurecimiento de los requisitos para obtener asilo. En su opinión, estas nuevas medidas afectarán también a los refugiados verdaderos y pretenden, más que nada, manipular emocionalmente a la población con fines electorales.
Para incitar a abandonar, voluntariamente, el país, Suiza proporciona a los inmigrantes una ayuda al retorno, generalmente de carácter económico. En abril, de este año, el Gobierno propuso aumentar la aportación hasta un máximo de 2.000 francos suizos, con el fin de acelerar las partidas.
Estas ayudas pueden llegar hasta los 6.000 francos, como en el cantón de Vaud, con la finalidad de facilitar la reintegración en el país de origen. Siempre que la persona o familia no haya cometido ningún delito en Suiza. En ese caso la expulsión puede ser inmediata.
El aumento de las solicitudes de asilo y la penuria de espacios para alojarlos ha llevado a las autoridades suizas a revisar su política. Muchos municipios se muestran reticentes a acoger a estos inmigrantes, otros aprovechan la ocasión para combatir los prejuicios.
La última palabra, respecto a la política de asilo, la tienen los votantes hoy 9 de junio.
Tras el cierre de los centros de votación al mediodía de hoy, hora local, los primeros resultados del referéndum indican que la mayoría de los votantes refrenda una nueva norma que endurezca la ley de asilo.
La extrema derecha populista y antieuropea suiza ve con satisfacción los resultados que endurecen las medidas para que los extranjeros puedan vivir y trabajar en Suiza. "La tragedia europea nos ayuda. Cuanto peor va nuestro entorno, más fuerte se vuelve nuestro partido", ha declarado Luzi Stamm, vicepresidente del gran partido populista suizo SVP/UDC.
Actualmente, unas 48.000 personas están a la espera de una decisión sobre su petición de asilo. Esta cifra tiene en cuenta los que llegaron en 2012, 28.631, una cifra récord desde 2002.

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