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sábado, 31 de agosto de 2013

Siria, Algunas claves para conocer la evolución de un conflicto

Ocho puntos para comprender el conflicto en Siria
Protesta contra Bashar Al Assad. Reuters

Bashar Al Assad es presidente de Siria desde que su padre, Hafez, murió en el año 2000. Éste gobernó el país durante casi 30 años y se suponía que lo sucedería su hijo mayor, Basel, pero el heredero murió en un accidente automovilístico en 1994.
Cuando Bashar asumió la presidencia, a los 34 años, las naciones occidentales esperaban que fuera más moderado que su padre, un aliado acérrimo de los soviéticos. Bashar, un joven con educación occidental, estudió Oftalmología en Londres.
La familia Al Assad es alauí, una rama del islam chiita que es minoría en un país en el que casi las tres cuartas partes de la población son sunitas. Bashar colocó a sus familiares cercanos en puestos clave en el gobierno y muchos de sus simpatizantes son alauíes o pertenecen a otras minorías que temen que ocurra algo si los sunitas llegan al poder.
El régimen de Siria, encabezado por el presidente Bashar al Assad, inició en el año 2011 una violenta represión contra los activistas que exigían mejores condiciones económicas, y libertades políticas y civiles, contagiados por el movimiento iniciado poco antes en el norte de África.
En enero de 2011, la revolución en Túnez había marcado el inicio de la llamada Primavera Árabe.
El levantamiento exitoso en ese país inspiró una inestabilidad similar en los países a lo largo del norte de África y Medio Oriente que, como Túnez, experimentaban un desempleo elevado, corrupción y represión política por parte de regímenes totalitarios que controlaban diferentes países como Libia, Egipto, Bahrein o la propia Siria, entre otros.
El 15 de marzo de 2011, la violencia se desató en Daraa, Siria, después de que un grupo de niños y adolescentes fueran arrestados por pintar un grafiti con motivos políticos. Docenas de personas murieron cuando las fuerzas de seguridad iniciaron una violenta represión contra los manifestantes.
Los manifestantes pronto pidieron que Al Assad dejara el cargo, al igual que Hosni Mubarak, de Egipto, y Zine el Abidine Ben Alí, de Túnez. Al Assad prometió hacer cambios y levantó el estado de emergencia en el país, que durante 48 años le dio al régimen el poder de detener a cualquier persona por tiempo indefinido sin levantarle cargos. Prometió subir el salario de los funcionarios y crear empleo.
Sin embargo, solo cuatro días después de que se levantara el estado de emergencia, en abril de 2011, el régimen sirio envió miles de soldados a Daraa para emprender una campaña de represión; de acuerdo con los testigos, en pocos días murieron decenas de personas, y el movimiento de protesta fue extendiéndose por todo el país, al mismo tiempo que la represión del mismo.
Bashar Al Assad no tiembla al usar la fuerza contra las protestas, al igual que hizo su padre. En 1982, el padre del actual presidente, Hafez Al Assad, no dudó en reprimir violentamente una revuelta islamista en la ciudad de Homs. Murieron 30.000 personas
En agosto de 2011 es presentado el Consejo Nacional de Siria (CNS) que fue agrupando diferentes grupos políticos de oposición al régimen del dictador Al Assad. En ese momento la coordinación entre el CNS y el Ejército Libre Sirio (ELS) es bastante deficiente.
Es a partir de ese momento cuando el conflicto se generaliza y se expande por todo el país, lo cual conlleva un incremento de la violencia por parte del gobierno y la reacción de las fuerzas rebeldes a Bashar Al Assad. Es el inicio de una guerra civil entre el régimen y la resistencia armada. Se producen las primeras deserciones entre los militares sirios que se niegan a reprimir a la población.
Para mediados de 2012, los enfrentamientos habían llegado a Damasco, la capital, y a Alepo, la ciudad más grande, donde se registran conflictos de gran intensidad.
La oposición ha crecido, está mejor organizada y mejor armada desde que se inició el levantamiento. Muchos de los combatientes son exsoldados que desertaron de las fuerzas armadas, pero también hay civiles que han tomado las armas contra el régimen de al Asad.
"Voy a la guerra por mi familia, por mi país", dijo Soukrot Amin, voluntario de 23 años con el Ejército Libre de Siria. "Porque (al Asad) ha matado a todos. Mató a mi primo. Destruyó mi aldea. Destruyó mi hogar".
El Ejército Libre de Siria, el principal grupo de oposición, surgió en julio de 2011 y se atribuyó un ataque contra una base de inteligencia aérea. No es la única milicia que se opone a al Asad y existen dudas sobre la verdadera unión de la oposición.
Esto desencadenó una escalada de manifestaciones que conllevó a un levantamiento nacional y finalmente una guerra civil contra los rebeldes armados, de los cuales muchos habían desertado de las fuerzas armadas.
Durante el levantamiento, el gobierno sirio ha tildado a la oposición de terroristas que tratan de desestabilizar al país. Los líderes de la oposición dicen que solo es la justificación para los ataques del régimen.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y muchos otros líderes mundiales, han exhortado a al Assad a ceder el poder que su familia ha tenido desde 1970. También impusieron sanciones económicas sobre Siria mientras trataban de encontrar una solución diplomática a la crisis. Esas sanciones provocaron que los lazos entre Irán y Siria se estrechasen más allá de sus afinidades ideológicas.
En general, los rebeldes han demostrado que pueden atacar eficazmente al régimen, pero sin embargo no tienen capacidad para mantener el control de las grandes ciudades por mucho tiempo y con frecuencia se retiran bajo la presión de un Ejército sirio mejor preparado y con capacidad de acción aérea.
Estados Unidos y muchos de sus aliados occidentales han impuesto sanciones económicas contra Siria, condenaron a al Asad y exigieron que abandonara el poder. Sin embargo, no han persuadido al Consejo de Seguridad de la ONU a que haga lo mismo. China y Rusia, dos de los socios comerciales de Siria, vetaron varias de las resoluciones propuestas respecto a éste.
Sin el consenso internacional, la mayoría de los países ha dudado en intervenir militarmente. Se cree que Arabia Saudita y Qatar, dos países en Medio Oriente bajo el mando de los sunitas, están enviando armas a la oposición. Sin embargo, Estados Unidos solo está proporcionando asistencia no letal y humanitaria. Mientras, Rusia e Irán continuan armando al ejército de Al Assad.
Irán apoya al régimen sirio de Al Assad, a la vez que Hezbolá, un aliado chiita en Líbano, que con el paso del tiempo se está convirtiendo en una fuerza más activa en el país.
La relación entre Irán y Siria se ha aproximado hasta el extremo que, ante la posible intervención extranjera en ese último, el portavoz de la cancillería iraní, Abbas Araqchi, dijo que Teherán está tan resuelto a defender a Asad como Washington está resuelto a atacarlo. "Queremos hacer una firme advertencia contra cualquier ataque militar contra Siria" dijo el funcionario en una conferencia de prensa. "Definitivamente habrá consecuencias peligrosas para la región. Y estas consecuencias y sus complicaciones no quedarán restringidas a Siria. Involucrarán a toda la región". Un claro aviso de que cualquier interferencia extranjera en el conflicto conllevaría consecuencias más allá de las fronteras del país.
La ONU, a través de su ex secretario general, Kofi Annan, propuso un plan de paz este año y envió un equipo de observadores al país para implementar una tregua que se supone que entraría en vigor. Sin embargo, persistió la violencia, los observadores se retiraron y Annan renunció a su cargo como enviado especial.
Siria sufre una grave crisis humanitaria. Más de seis millones de sirios, entre ellos un millón de niños, son desplazados internos o han buscado refugio en los países vecinos, aproximadamente 2 millones. La gente está muriendo, pasa hambre, tiene una enorme carecencia de necesidades básicas. Las personas necesitan ayuda urgente, especialmente ahora que se acerca el invierno.
La ONU señala que la violencia ha dificultado el acceso al agua, alimentos, energía eléctrica y suministros médicos a muchos sirios, por lo que centenas de miles de sirios viven en campos de refugiado, hasta donde se han desplazado huyendo del conflicto, y reciben la ayuda de organizaciones humanitarias.
Pero como ha dejado bien explícito el director ejecutivo de UNICEF, Anthony Lake, la comunidad internacional ha fallado con los niños y los desplazados sirios, "todos debemos compartir esta vergüenza porque mientras unos pocos trabajan para aliviar el sufrimiento de los afectados por esta crisis, la comunidad internacional ha fallado en su responsabilidad con los niños sirios". "Debemos parar y preguntarnos, en conciencia, cómo podemos seguir fallando a los niños sirios", ha instado.
Pero volviendo a los intereses internacionales en el conflicto, Siria puede jugar un rol crucial en el corazón de Medio Oriente, y el desarrollo del mismo puede implicar la modificación de los actuales acuerdos económicos politicos en la región a medio y largo plazo.
Entre el económico destaca el proyecto del gaseoducto, para transportar gas natural desde Irán a Europa, que pasaría a través de Irak y Siria, para llegar a Europa a través del Mediterráneo. Una alternativa a los gaseoductos actuales que implicaría grandes beneficios para la zona, pero que incomoda a aquellos países por donde pasan los gaseoductos actuales, como Turquía.
Muchos analistas creen que el conflicto es una guerra entre Irán y sus rivales árabes sunitas en la región, entre Irán y Estados Unidos e incluso entre Estados Unidos y Rusia; este último enfrentamiento gira alrededor de "quién tendrá mayor influencia en el futuro de la región y en qué términos intervendrá la comunidad internacional en conflictos como el de Siria", dijo Nader Mousavizadeh, director ejecutivo de Oxford Analytica.
Como el régimen sirio es alauí y la mayoría del país es sunita, también existe el riesgo de que el conflicto en Siria derive en una sangrienta batalla sectaria, como ocurrió en Irán, que podría desestabilizar aún más a la región.
Siempre que se habla de inestabilidad en Medio Oriente, surge la preocupación de que al Qaeda y otros grupos militantes de línea dura llenen los posibles vacíos de poder o suplan a los Estados fallidos.
Hay que tomar en consideración el problema árabe-israelí. Siria ha sido un aliado clave de los palestinos a lo largo de los años y ha apoyado activamente a Hamas y a Hezbolá mientras comparte fronteras con Israel. ¿Cuáles serán las implicaciones de los hechos en Siria para la paz en Medio Oriente?
Como dijo alguna vez Henry Kissinger, un antiguo diplomático estadounidense, "Los árabes no pueden hacer la guerra sin Egipto y no pueden lograr la paz sin Siria".
Según algunas informaciones, Siria posee el cuarto arsenal más grande del mundo en armas químicas.
El régimen de Damasco es uno de los cinco países que no forman parte de la Convención Internacional contra el uso de armas químicas, firmada en 1993. Los expertos afirmaron entonces que, con seguridad, el régimen de Asad disponía de al menos dos gases tóxicos en su arsenal: el gas mostaza, que produce quemaduras en los tejidos con los que entra en contacto, inclusive los internos, y el neurotóxico gas sarín. 
La gran incógnita ahora es si Estados Unidos afrontaría un ataque en solitario contra la estructura militar de Siria. Todo parece indicar que si tras las declaraciones ayer del secretario de Estado, John Kerry, quien señaló al régimen de El Asad como único culpable del ataque químico contra un suburbio de Damasco el 21 de agosto: "Sabemos que todos los cohetes fueron lanzados desde bases del régimen". El jefe de la diplomacia de EE UU ha revelado que en la matanza murieron 1.429 civiles, 426 de ellos niños, y que se emplearon agentes químicos."Si no actuamos el mundo estará en peligro; este crimen contra la humanidad es asunto nuestro"
Pero estará más o menos solo. La operación pretende ser de dos o tres días y basta con los cinco destructores que tiene Estados Unidos en el Mediterráneo y algún submarino. Reino Unido iba a aportar, antes de la votación, un submarino y la base de Chipre. Francia y Turquía también se han ofrecido a participar. Australia, Canadá y la Liga Árabe apoyan a Obama, pero de momento en la distancia.
Aunque las declaraciones del presidente de Francia, François Hollande, parecen indicar que Obama no estará solo en un posible ataque a Siria. "Yo no hablaría de guerra, sino del castigo de una monstruosa violación de los derechos humanos", declaró ayer, en una entrevista para el diario francés Le Monde, el presidente francés. El jefe del Estado galo añadió para ese periódico, "La matanza química de Damasco no puede ni debe quedar impune. (…) Yo no soy favorable a una acción internacional que intente ‘liberar’ a Siria o derrocar a la dictadura. Pero sí creo que hay que frenar a un régimen que comete actos irreparables contra su pueblo".
Sin embargo, la primera encuesta para evaluar la opinión de los franceses respecto a la intervención de su país en el conflitcto de Siria ha mostrado que el 64% no quiere que Francia se involucre en el mismo. Aunque existen divergencias, respecto a la intervención según el voto de los encuestados. Mientras la mitad de los votantes de izquierda están a favor de una acción contra Siria, el 74% de los que votaron por los partidos de derecha se muestran contrarios a la misma.
Por otra parte, los inspectores de Naciones Unidas enviados a Siria para investigar el uso de armas químicas, en especial en el ataque del pasado miércoles que causó cientos de víctimas a las afueras de Damasco, han salido ya de territorio sirio tras completar sus pesquisas. Estos entregarán al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, un informe preliminar con sus conclusiones sobre el ataque del día 21.
Para diversos analitas y políticos de diferentes países los ataques selectivos que puedan producirse contra Siria solo servirán para causar algunas víctimas más y para que, posteriormente, las partes enfrentadas en el conflicto puedan seguir matándose como hasta ahora, pero, exclusivamente, con armas convencionales.
Pero evidentemente los mismos no ayudarán a paliar la grave crisis humanitaria que viven los sirios desplazados.

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