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lunes, 9 de septiembre de 2013

Paraguay, Crecimiento económico, desigualdad y pobreza

Los países de América Latina y el Caribe crecerán en su conjunto un 3% en 2013, tasa similar a la registrada el año pasado, según un informe de la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (Cepal) dado a conocer el pasado mes de julio, en Santiago.
En su Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2013 la Cepal señaló que la caída en el crecimiento con respecto a la última estimación (3,5% en abril pasado) se debe en parte a la baja expansión  de Brasil y  de México. Asimismo, varios países que venían creciendo a tasas elevadas, como Chile, Panamá y Perú,  muestran una desaceleración de su actividad económica en los últimos meses.
De acuerdo con las estimaciones de la Cepal, Paraguay lideraría el crecimiento en 2013, con un alza en la tasa del PIB de 12,5%, seguido por Panamá (7,5%), Perú (5,9%), Bolivia (5,5%), Nicaragua (5,0%) y Chile (4,6%).  Argentina crecería 3,5%, Brasil 2,5% y México 2,8%.
En octubre del pasado año, el Fondo Monetario Internacional publicó su informe de perspectivas económicas de la economía mundial, en el que previó un crecimiento económico mundial del 3,3% en 2012 y del 3,6% en 2013.
Sin embargo, a pesar de que la incertidumbre de crecimiento de las economías más avanzadas perjudica el crecimiento de los mercados emergentes, la misma no parece afectar a Paraguay, para quien el FMI proyecta un crecimiento, para este año, cercano al 11%, frente a la evolución negativa del PIB para el año 2012 (-1,5%), y una proyección para 2014 del 4,6%, en su último informe emitido en mayo, titulado Perspectivas de la Economía Mundial.
America Latina proyecciones crecimiento 2012-2013

Sin embargo, a pesar del crecimiento sostenido que mantiene la economía paraguaya desde el año 2003, con las excepciones de 2009 (-4%) y 2012 (-1,5%), la población no percibe las mejoras que dicho crecimiento debería proporcionar a la misma, y el país mantiene niveles de pobreza, salvo pequeñas mejoras, muy similares a los de 15 años atrás.
"Le declaro la guerra a la pobreza", prometió el nuevo presidente colorado Horacio Cartes, quien tomó posesión del cargo el pasado 15 de agosto. Una pobreza que alcanza al 49,6% de una población de 6,2 millones de habitantes, según un informe de la Comisión Económica para América Latina (Cepal). En el caso de pobreza extrema el porcentaje alcanza al 28% de la población.
Sin embargo la  Dirección General de Estadística, Encuestas y Censo (DGEEC) discorda de esa información, tomada en parámetros erróneos según ellos, e indican que la pobreza afecta a poco más del 30% de la población. Para la responsable de la DGEEC, Zulma Sosa, las cifras de Cepal "no son coherentes con la realidad".
Germán Rojas, a quien Horacio Cartes designó los destinos de la economía, anticipó que estarán flojos de caja, "Nos espera un país rico, pero con poca plata" comentó el mismo. En línea con el discurso de Cartes, Rojas señaló al periódico argentino Página/12, "que uno de los principales desafíos de su gestión será reducir la pobreza extrema. ¿Cómo? "Fundamentalmente generando empleo. Necesitamos atraer inversiones extranjeras para crear empleo en el ámbito privado y también desarrollar obras de infraestructura", respondió de forma genérica".
Según informa el mismo diario, "El economista Fernando Masi, que se desempeñó como asesor del gobierno de Lugo, señaló a este diario algunos problemas en el modelo paraguayo. “El propio modelo se basa en dos pilares: la agricultura empresarial –producción de commodities– y el comercio de reexportación o triangulación, es decir, la compra de bienes de consumo suntuario del sudeste asiático en forma legal y a precios muy bajos y su reventa al Mercosur, principalmente a Brasil"".
Según se puede leer en el blog Realidad Nacional, "Paraguay es el país con mayor desigualdad en América Latina. Tiene la mayor desigualdad en la distribución de ingresos y la más alta concentración de la tierra en el continente.
De acuerdo con Dirección de Estadísticas y Censos, el 1% de los propietarios reúne el 77% del área productiva y el 40% de los agricultores poseen apenas el 1% de las tierras".

El mismo señala que Paraguay es el país con mayor población rural en América Latina con el 43% del total.
En relación a la pobreza en el país, el periódico paraguayo abc color, publicaba el 30 de marzo de este año, "El Paraguay es uno de los países de la región con mayor incidencia de la pobreza y la desigualdad y, si bien estos indicadores han disminuido relativamente en los últimos cinco años, la población continúa siendo más pobre de lo que era hace 15 años, según estudios divulgados recientemente por el Equipo Nacional Estrategia País (ENEP). 
De acuerdo con ese análisis, actualmente existen 2,5 millones de niños, niñas y adolescentes, de los cuales más de 400.000 se encuentran en situación de pobreza y más de 600.000 sufren hambre.
Es decir, cerca del 42% de los niños, niñas y adolescentes del país se encuentran desnutridos o con riesgos de desnutrición porque nacen en hogares con condiciones de pobreza extrema o pobreza".
El economista paraguayo Fernando Masi explica los motivos por los que el desarrollo económico del país no tiene su efecto en las capas sociales menos favorecidas, "La agricultura empresarial (soja y otros granos y ganadería) no emplea casi mano de obra y al ser extensivo en tierra, expulsa mano de obra del sector rural, que todavía constituye el 40 por ciento de la población total del país. Esta expulsión ha provocado una rápida urbanización pero con empleo muy precario por el todavía escaso nivel de industrialización del país para absorber mano de obra y calificarla. A su vez, el comercio de triangulación se concentra sólo en zonas fronterizas, crea empleo de mala calidad y produce concentración de ingresos que no se vuelven a invertir en el país".


La pobreza es el mayor problema que enfrenta Paraguay, y cada día que pasa se profundizan sus raíces y es más difícil combatirla, pues son cientos de miles de niños que crecen sin educación, sin posibilidades de obtener una cultura que les permita abandonar las penurias que viven día tras día accediendo, como mínimo, a un trabajo remunerado.
Para combatir la pobreza se necesita un esfuerzo del Estado, una redistribución de la riqueza, algo difícil que suceda en economías donde prima el desarrollo del mercado global, a costa del individual, lo que al final incide en una mayor concentración del poder económico, en un incremento de trabajos de baja remuneración, en una clase trabajadora totalmente expuesta a los ciclos económicos y, consecuentemente, a una mayor marginalización y un futuro sin esperanza de un sector de la sociedad, lo que lleva a un ciclo vicioso que refuerza la continuidad del sistema bajo la mirada de unos pocos que solo están interesados en fagocitar la riqueza.


Las clases menos favorecidas no importan ni a la hora de buscar el mayor número de votos.

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